KAFKA, FRANZ
Cuando K. llega a su destino para trabajar como agrimensor, es del todo incapaz de ocupar el puesto para el que le han contratado. Los esfuerzos que K. hace por contactar con su contratador o alguna autoridad que sea capaz de aclarar la situación son vanos: cada paso que da lo adentra más y más en unas relaciones sociales establecidas que le resultan del todo ajenas. La incansable insistencia por reclamar aquello que le corresponden y los derechos que le son propios, K. suele acabar en situaciones absurdas que le van llevando al absoluto sinsentido. En su trayecto hacia el castillo, K. va mostrando lo incomprensible del poder y le da piel a la compleja vida del hombre moderno.