EMMA LIRA
Gabriel de Velasco tiene los ojos del color del océano que sueñacon navegar, pero, cuando a los once años se ve forzado a ingresar enel Colegio de los Jesuitas, asume que, en ese nuevo mundo, aprincipios de siglo XVIII, ya no queda nada por descubrir.
Sin embargo, el estudio de hierbas y especias le atrapa y através de sus embriagadores aromas es capaz de entusiasmarse, deintuir otro universo prohibido. Un mundo deáhombres feroces y nativasde ojos rasgados, de rutas comerciales y puertosáclandestinos. Unmundo de plantaciones regadas con sangre, sultanes esclavos de losintereses europeos y piratas capaces de apropiarse por igual de bellas mujeres y ricos cargamentos. Un mundo en que los árboles tienen másalma que los hombres que desean acabar con ellos.
Unmundo de sabores y pasiones que le está vedado. O eso es lo que élpiensa.